martes, 12 de noviembre de 2013

El santuario de fenómenos paranormales


Dicen que Sevilla es una de las ciudades más históricas y ricas en arte de toda España, y no se equivocan. Lo que la gente no sabe, o a veces hacen como que no lo saben, es que estos monumentos y lugares emblemáticos de la ciudad guardan en su interior miles de historias, algunas de ellas terroríficas…

Hay lugares que no están considerados monumentos locales, pero en realidad, aunque su fin sea otro, lo son. Es el caso de la universidad de Bellas Artes, situada en la calle Laraña, en el centro de Sevilla. Hablar de este lugar es como nombrar un santuario de fenómenos paranormales en la ciudad, y son los empleados de la misma los que denuncian y relatan sus experiencias para que la ciudad sea conocedora de lo que en su interior sucede.

Son miles las historias que se han contado sobre los extraños sucesos que encierra este gran edificio, ¿reales o imaginarias?, no se puede saber con exactitud, lo que está claro es que allí ocurre algo. En uno de los sótanos de la facultad, se encuentra el Panteón de sevillanos ilustres, donde moran decenas de escritores y artistas famosos de siglos anteriores, lugar en el que aseguran que se ven espectros y sombras aterradoras. Todos los trabajadores de la universidad han sido testigos de los extraños y paranormales sucesos acaecidos durante muchos años en su lugar de trabajo, y cuentan historias aterradoras: el sonido de los zapatos de una mujer por la primera planta, sombras que aparecen de la nada y se pasean por las aulas, grifos que se abren y cierran solos, grandes y pesados ventanales que se abren solos sin la menor dificultad, extrañas luminosidades, voces y palabras claras, la historia que contaba un nuevo conserje que entró a trabajar en la facultad y vio una sombra que se le acercó y le sopló en la cara… y muchos más sucesos que cuentan y afirman con total claridad todos los testigos.

Hay algunas historias que van más allá de la normalidad, como por ejemplo la que cuenta Luis Fernández, vigilante de la facultad, pero no solo él, si no varios compañeros que fueron testigos de los sucesos. Este se tomaba a broma los comentarios e historias de los trabajadores, hasta que una noche sus compañeros lo vieron descansando en su catre, pero inquieto, se movía y gruñía… era un comportamiento anormal. Cuando se incorporó estaba pálido, todos sus compañeros acudieron a él para auxiliarlo, y contó lo que le había ocurrido: estaba tratando de conciliar el sueño, os estaba escuchando y no podía dormir, de repente una sombra se acercó a mí y me dijo, ¿ahora no te ríes? ¿ahora no te ríes? No sabía de dónde venía esa voz, la provocaba esa sombra surgida de la nada, entonces traté de incorporarme, de alertaros, pero la sombra extendió algo y me dijo: ríete ahora anda, ríete ahora… y en cuanto me ha soltado me he incorporado. Desde ese momento, nunca volvió a hacer bromas al respecto, nunca más ignoró ni se tomó a risa las historias de sus compañeros.

En el primer sótano de la facultad había una pintada muy clara con grafiti rojo: Nuestro sueños de hoy son vuestras pesadillas de mañana, la cual han intentado borrar en muchas ocasiones, y a la mañana siguiente siempre volvía a aparecer. Un suceso más que sumarle a esta ola de historias paranormales. Pero sin duda, el relato más espeluznante que se ha contado jamás es la historia de Mº Carmen Abad, trabajadora del servicio de limpieza nocturno desde hacía once años, que es la que abrió esta “caja de pandora paranormal”. Cuenta que había un modelo en la facultad de bellas artes, llamado Santiago, el cual estuvo durante mucho tiempo posando para los alumnos, hasta que terminó trabajando en el servicio de mantenimiento de la facultad. Una noche, cuando se iba a su casa, Santiago murió en extrañas circunstancias, aunque atribuidas a un ataque cardíaco. Esa misma noche todas las plantas y flores de la facultad aparecieron arrancadas, nadie sabe por qué o por quién. En ese momento de la noche, Carmen Abad y Ana Abad estaban trabajando juntas y comenzaron a escuchar ruidos raros y secos desde el sótano, como si alguien emparedado estuviera pidiendo ayuda. Asustadas, fueron a la planta baja, donde la electricidad actuaba a su antojo, las luces se apagaban y encendías solas como si alguien estuviera jugando con los interruptores, pero ellas estaban junto a ellos y allí no había nadie más. Atemorizadas, se lo contaron al vigilante, que no les prestó atención alguna. Al día siguiente, este vigilante las esperó en la puerta de la facultad, y les dijo entre llantos y asombro que al poco tiempo de irse ellas, los ruidos le persiguieron por toda la facultad, pasos, siseos… una experiencia terrible.

Todo el personal de la facultad, piensa que allí mora el espectro de su compañero Santiago. A partir de su muerte, comenzaron a escucharse extraños pasos por los solitarios y sombríos pasillos de la facultad, puertas que se abrían y cerraban sin que nadie lo provocara, picaportes de puertas que giraban sin que nadie existiera al otro lado de la misma… Los hechos se recrudecen y comienzan a aparecer y desaparecer objetos del personal, a sentirse seguidos y acosados, incluso a ser llamados por una voz de la nada, susurrante, por sus nombres para llamar su atención.

Durante mucho tiempo intentaron buscar alguna explicación lógica para estos extraños fenómenos, pero ninguna era del todo satisfactoria. Por lo que, actualmente, nadie se queda en la universidad por la noche. Parte de los acontecimientos de la Facultad de Bellas Artes parecen estar provocados por el antiguo trabajador fallecido, Santiago, sin saber qué le ha hecho morar por el edificio ayudando o incordiando a sus compañeros. Hoy se le puede decir abiertamente al visitante del edificio que el misterio habita en la facultad de Bellas Artes de Sevilla, y que si presta un poco de atención puede ser el próximo testigo de lo insólito.

Fuente: “Guía secreta de Sevilla. Casas encantadas y apariciones”, Jordi Fernández Cabrera y José Manuel García Bautista.

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