jueves, 26 de diciembre de 2013

El Palacio de los Marqueses de la Algaba

Muy cerca de la calle Feria encontramos la calle Arrayán, en la que se sitúa el Palacio de los Marqueses de la Algaba. Tras su hermosa portada de estilo gótico-mudéjar, se alzó una torre en la que sucedieron sangrientos, violentos y desagradables incidentes relacionados con la familia de los Guzmanes. Debido a estos sucesos, la torre fue demolida para sepultar el recuerdo. Otra de las historias que rodean a este palacio es cuando la epidemia de la peste de 1649 azotó la zona. Los jardines del palacio se tuvieron que utilizar como un improvisado cementerio.

El miércoles 22 de mayo de 1652 el Palacio de los Marqueses de la Algaba fue testigo de otro suceso. Ese día el descontento de las capas sociales de la ciudad fue tomando fuerza, sobre todo el de las capas más humildes, teniendo lugar una manifestación muy airada y conocida como el motín de la calle Feria. Esto ocurrió por la escasez y el alto precio del pan. Los balcones del palacio sirvieron de improvisadas palestras donde se expuso el sentir popular, siendo brutalmente reprimido por las fuerzas militares de la época, dejando un sangriento reguero de muertos en la plaza y calles circundantes al propio palacio.

A finales del S. XIX se vivió una época en la que la nobleza comenzó a ceder parte de ese protagonismo tutelado durante siglos, y comenzó una lenta decadencia que hizo que el palacio se fuera deteriorando y olvidando. Actualmente, este edificio ha sido remodelado por la Junta de Andalucía habilitándolo como la nueva Delegación de Bienestar Social. Pero con su nuevo aspecto también surge el despertar de los viejos fantasmas, aquellos que fueron enterrados y que jamás debieron despertar. Por las noches se pueden escuchar portazos, pisadas y extraños susurros. Pasos que avanzan en la lejanía hasta hacerse cada vez más perceptibles. Extrañas bajadas de temperaturas y el movimiento de objetos cotidianos llenan de temor a los sufridos trabajadores de la noche en el interior del palacio.

Las experiencias vividas las relata el antiguo personal de seguridad del edificio, que conociendo la particular compañía de este, arriesgaron y pusieron todo su empeño por contactar con aquel misterioso ser que emitía y provocaba aquellos ruidos. Poco consiguieron a través de las diferentes técnicas de contacto con el mundo espiritual. Tampoco con la visita de personas con capacidades mediúnmicas. Nada hizo despertar a los fantasmas, o ¿tal vez sí? Una noche uno de los trabajadores armado con una grabadora  formuló varias preguntas a la nada, esperando respuesta. Pero al revisar aquella cinta, el pavor se apoderó de los allí presentes. A la pregunta: ¿estamos solos en el edificio?, una voz quejumbrosa respondió: seguiré velando aquí a vuestra merced. Aquello llenó de asombro a los investigadores. La segunda pregunta fue: ¿por qué nos molestáis? La voz respondió: devoto os pertenece. Siguieron revisando aquella cinta y pudieron comprobar cómo se podían escuchar otras psicofonías o inclusiones que decían: tras sus pasos ilumínate, Dios me guía o El señor del Dios. ¿Aquellas obras de remodelación resucitaron algo adormecido? Tal vez, o tal vez el azar hizo que sus antiguos moradores volvieran a habitar las hermosas dependencias del alicaído marquesado de la Algaba.

Fuente: “Guía secreta de Sevilla. Casas encantadas y apariciones”, Jordi Fernández Cabrera y José Manuel García Bautista.

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