A escasos metros de la muralla de la Macarena
está el denominado Hospital de las Cinco Llagas o también llamado de la
Sangre, un magnífico y solemne edificio que en su día fue uno de los hospitales
más grandes de Europa. Su construcción fue llevada a cabo por la familia Ribera
en 1540 siendo recinto sanitario hasta el año 1972. En el actual conjunto
arquitectónico destaca el salón de plenos parlamentario que es parte de la
iglesia de la que gozaba el hospital. Desde 1992 el “desierto” hospital de las
Cinco Llagas es usado para fines institucionales.
Los sucesos registrados comienzan en el año
1968. En junio de este año, Antonio Rodríguez, un enfermo de cuarenta años que
yacía postrado en una de las camas del hospital, vio claramente como ante sí se
formaba la imagen neblinosa de una monja que comenzaba a andar hacia el pasillo
en busca de la puerta. De aquella aparición destacaba su cuerpo casi traslúcido
y el repicar metálico que delataba el inequívoco sonido del repicar de las
llaves de las celdas y habitaciones del ya encantado edificio.
El hospital atravesó una etapa oscura en la
que, debido a su cierre, el silencio se apoderó de él, de sus muros y de su fantasma…o tal vez no. El hospital de las Cinco Llagas cerró sus puertas en
1972 y hasta finales de los años ochenta no se volvió a vivir actividad en el mismo.
Durante estos años también hubo fenómenos extraños en el edificio, tal y como
atestiguan varias vecinas del lugar que vieron cómo aquella monja espectral
asomaba sus antiguas vestimentas y tez blancuzca tras los desolados ventanales.
Para unos hay una innegable impregnación de
dolor y de mal en el lugar. La secuela y marca del edificio son obvias, por él
pasaron multitud de enfermos y moribundos que perdieron la vida entre los muros
de este hospital. Quejidos, lamentos y sonidos de llaves son acompañantes
habituales de los miembros de seguridad, que entre respeto y temor continúan
haciendo su labor en el edificio del Parlamento Andaluz que tiene una larga
historia.